No se puede negar todo lo que él es, político, empresario, pastor y hasta jugador de baloncesto, pero antes que todo eso, boxeador. Es así que Manny Pacquiao tiene que ser presentado y como un hombre que se niega al retiro y este sábado subirá al ring una vez más ante un rival 10 años menor, como lo es Jessie Vargas.
El también senador de Filipinas celebrará su combate 59. A sus 37 años dice tener aún mucho que darle al boxeo: “No me siento viejo” dijo Pacquiao que buscará arrebatarle el título Welter de la Organización Mundial de Boxeo que posee Vargas que tiene marca de 27-1.
Varios son los motivos que han mantenido a Pacquiao en el boxeo. El dinero no es una de esas razones ya que el filipino es uno de los deportistas que más dinero ha ingresado a su cuenta personal durante el presente siglo.
Existen otros factores. El principal de esos es buscar un segundo combate con Floyd Mayweather, contra quien perdió en el aquel mal llamado “combate del siglo”. Se está preparando como en sus tiempos de imbatible: “Ha vuelto a ser el Manny de antes, con rápidas combinaciones y duros golpes. Hasta me lesionó el hombro en los entrenamientos”, afirmó Freddie Roach, su entrenador.
Vargas será una prueba de fuego para Pacquiao. Es veloz y fuerte pegador, factores que han obligado al pupilo de Roach a tomar muy en serio los entrenamientos: “Solo tengo tiempo para mis funciones como senador en mi país y para entrenarme en el gimnasio”, aseguró Pacquiao a los medios que siguen sus pasos en Las Vegas.
De ganar, Pacquiao estaría acercando el anhelado enfrentamiento ante el retirado Mayweather que ha dicho en varias ocasiones tener pocos motivos para retornar al ring. Quizás Manny sea la razón principal de su posible retorno.
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