Carlos Buitrago voló medio mundo en avión, desabordó en la capital de Tailandia, Bangkok, sumó trece horas al trayecto de su reloj, se acomodó en el Hotel Prince Palace de cinco estrellas, comió, bebió, fue al gimnasio, sondeó las calles de la ciudad montado en una mototaxi y, más temprano que tarde, se topó con Knockout CP Freshmart.
Luego de todo lo que ha hecho su cuerpo sigue pesando 107 libras. Luce enjuto y su abdomen está surcado, diciendo en silencio que esa parte ha sido trabajada. Del encuentro entre ellos poco se sabe. La vida se mueve a ritmos diferentes aquí y allá. Cuando allá amanece, aquí cae la tarde, y viceversa. Arnulfo Obando, el hombre que lo guiará en la esquina, se ha puesto de acuerdo con Buitrago en una cosa: no debe dejar sombras de dudas.
En la casa del campeón Freshmart, ganar de forma ajustada significa derrota. Así es que, como lo han hablado, hay que salir a atacar desde el principio, sin medida, sabiendo que se trata de un todo o nada.
“Voy a llevar el tren de pelea. Los locales se desbordarán a apoyarlo en casa y no quiero que me la cobren caro como en la primera ocasión. Voy con hambre y sed de triunfo”, dice Carlos, con toda normalidad, como si sobre él posara una confianza sobrenatural.
“Igual, yo sé que un pueblo entero me estará apoyando desde Nicaragua”, comenta, confiado de que así será. “Si no gano ahora, no tengo cuando”, reconoce. Por su parte, Arnulfo Obando cierra: “Lo voy a mandar a darlo todo”.
Fuente: Periódico Hoy.
Luego de todo lo que ha hecho su cuerpo sigue pesando 107 libras. Luce enjuto y su abdomen está surcado, diciendo en silencio que esa parte ha sido trabajada. Del encuentro entre ellos poco se sabe. La vida se mueve a ritmos diferentes aquí y allá. Cuando allá amanece, aquí cae la tarde, y viceversa. Arnulfo Obando, el hombre que lo guiará en la esquina, se ha puesto de acuerdo con Buitrago en una cosa: no debe dejar sombras de dudas.
En la casa del campeón Freshmart, ganar de forma ajustada significa derrota. Así es que, como lo han hablado, hay que salir a atacar desde el principio, sin medida, sabiendo que se trata de un todo o nada.
“Voy a llevar el tren de pelea. Los locales se desbordarán a apoyarlo en casa y no quiero que me la cobren caro como en la primera ocasión. Voy con hambre y sed de triunfo”, dice Carlos, con toda normalidad, como si sobre él posara una confianza sobrenatural.
“Igual, yo sé que un pueblo entero me estará apoyando desde Nicaragua”, comenta, confiado de que así será. “Si no gano ahora, no tengo cuando”, reconoce. Por su parte, Arnulfo Obando cierra: “Lo voy a mandar a darlo todo”.
Fuente: Periódico Hoy.
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